miércoles, 5 de agosto de 2015

El jersey azul.


Yo tenía un jersey azul,

con cuello de cisne,

me gustaba tanto.

¡Me quedaba tan bien!


Me lo ponía a diario,

hasta dormía con él.

Ya estaba roto,

de nuestras aventurillas.


Mi madre me decía:

"quítatelo, niña, que hueles mal"

Y mi padre:

"¡Niña cochina que estás sucia!"


Mis amigos se reían,

me sentaba sola en clase.

Me llamaban la del jersey azul,

la loca del jersey.


Pasaron los años,

dos o tres,

crecí bastante,

y se me quedó chico.


Lloré mucho,

mis padres se alegraron,

y yo tuve mucho frío

sin mi jersey azul.


En fin, lo lavé y se lo puse a una muñeca enorme

y salí a comprar otro.

Llovía mucho,

y no encontré ninguno


Preguntaba y me decían,

"esos jerseys ya no se venden,

ya no están de moda".

Y yo seguía buscando de pueblo en pueblo.


De pronto lo vi,

no era azul,

pero tenía cuello de cisne,

era rojo y tenía un corazón negro en el pecho.


Me gustó tanto

que por poco olvido mi jersey azul.

Casi era la hora de cerrar,

y reconozco que me costó algo caro.


Me lo planté, con etiqueta y todo,

y sonreí muchísimo,

aunque llegué a casa

empapada.


Y desde entonces todo sigue igual,

"quítate ese jersey, que hueles mal",

y "hay que ver, qué sucia estás",

y "quítate la etiqueta"

y "ahí va la loca del jersey rojo"

y se lo cuento a mi muñeca del jersey azul,

que tengo un corazón negro enorme en el pecho.

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